Posibilidad de vivir en armonía la hay; sin embargo, estamos agrediéndonos de tal manera que ya parece que se va convirtiendo en una enfermedad crónica.
Ir descubriendo las razones que propician la polarización ayudará a replantear discusiones empantanadas en mutua incomprensión. Las posiciones sesgadas que propician entendimiento y acuerdo brillan por su ausencia.
Los arqueólogos dicen que fue la era Neolítica (alrededor del 8000 AC) la más pacífica en la historia humana. La evidencia arqueológica demuestra que eran pocas las armas utilizadas. Fue la era del matriarcado. La mujer descubrió la agricultura. El hombre, por la mayor parte, pastoreaba los rebaños y manadas. Descubrimos ollas, canastas y bandejas que sirvieron para almacenar los granos que sobraban lo cual generó que alcanzáramos el bendito superávit que trajo de cola a la Economía. Y, ahí es que regresamos a la historia del mazo y la cachiporra para darle duro a la paz. Las primeras sociedades con agricultura hidráulica (4000 AC) comenzaron a formarse. La sociedad fue organizada jerárquicamente con un autónomo mandatario a la cabeza desarrollándose así ricas culturas urbanas. Pequeñas sociedades hidráulicas dispersas entre los valles fueron reunidas por la fuerza de las armas y conquistadas para crear los primeros reinos. Los intereses predominantes del hombre cambiaron.
El economista y escritor Jeremy Rifkin, revela que los cambios en las formas de comunicación reestructuran la manera en el que el cerebro humano entiende y organiza la realidad.
Detalla Rifkin que las culturas "Orales", aquellas en que el relato era su medio de propagación y afirmación, estaban colmadas de conciencia mitológica. Mientras que las culturas "Escritas" dieron lugar a la conciencia teológica. Las culturas que surgen con la imprenta están acompañadas de la conciencia ideológica. La primera generación de la era electrónica se constituye en una nueva cultura que da paso a la conciencia sicológica. Cada una con sus propias formas y "enemigos".
Agrega, que para el hombre mitológico, el "otro" es el no humano o el demonio o monstruo. Para el teológico, es el pagano o el infiel. Para el ideológico, es el bruto. para el sicológico, es el patológico. Queda por identificar y nominar al que corresponde a esta era de la cibernética.
El hecho de que toda la humanidad no marche al mismo paso a generado el encuentro entre los remanentes de cada cultura aun vigente. Encuentro propiciado por el desarrollo de las comunicaciones: la vía satélite y la Internet. El inhumano monstruo, el demonio, el pagano y el infiel, el bruto, el loco, y el ¿Antagónico?, llamémosle así al presente "extraño", están presentes en este menjunje cultural. Mas, este encuentro debería que debería estar propiciando interesante y fructífero intercambio de ideas, visiones y propósitos no se está dando. Repitiéndose errores graves del pasado como la triste y vigente experiencia de la conquista de América por los europeos. La inescrupulosa desinformación masiva y educacional con las que grupos poderosamente económicos y por ende políticos también, convierten a los desprevenidos habitantes del planeta en sendos "orales vigentes" y lo expreso así pues la información que reciben, sistemáticamente a base de clichés, los traspasa en el tiempo y se reencuentran con la característica predomínate de esa cultura "Oral" en la que el hombre carecía de la posibilidad del análisis introspectivo (nada viene de adentro, todo es de afuera) que los priva de la chispa, idea, luz interna. En cambio, los que son inmunes a este deterioro mental producto del bombardeo de clichés de propaganda escondida, desarrollan su intelecto utilizando la exuberante bibliografía e información con que hoy se cuenta y mantienen la capacidad introspectiva.
He aquí, creo, una de las madres del cordero de tanta incomprensión entre unos y otros.
El arrebatarles el poder de información masiva a estos grupos que desperdician la gran oportunidad de desarrollar la humanidad por mera y mal entendida ganancia económica, resulta hoy imposible pues han copado casi todos los recursos con que el hombre cuenta; mas siempre hay una nueva forma cuando se observa la ingeniosa realidad.
Tenemos hoy la capacidad del encuentro directo entre cada uno por más distantes y aislados que nos encontremos. Démosle uso a esta casi única arma con la que hoy contamos para aunar esfuerzos en enrumbar la Historia hacia un nuevo y mayor renacimiento.
Posibilidad hay, no la desperdiciemos y menos por pisar palitos puestos por inteligentes aprovechadores.
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