Quiero compartir, contigo, la visión de una Sudamérica unida y reencontrada con el autogobierno.
Tracemos, esta vez los nativos, una línea en el terreno y que a un lado se queden los sueños retardados de amantes de virrey y al otro los que tengamos el coraje de afrontar nuestro destino sin tutelas ni dependencia;sin más ayuda que la de nuestro propio esfuerzo y capacidad.
Nada es fácil, así como también, todo tiene su forma de hacerse. Es cuestión, creo, de visualizar lo deseado e ir hacia ello con cautela y conciencia. Todo lo que nos detenga será superado si nos apartamos de la desidia, desencanto y sobre todo de la traición.
Transformemos nuestra Nación en algo que responda a su gran potencial; recuperando la decencia y alegría, y en donde el bienestar popular vuelva a primar.
Es cuestión de desearlo, sumar esfuerzos y de ir alimentándonos de éxitos.