Porque, los virreyes por muy lindos que sean sus colores, siempre generan más colonia.
Colonias en donde, como sabemos los que hemos padecido de este mal, “la vida es regida por la lujuria por el lucro y el poder del dinero”(1); y porque, a pesar del pillaje que el “mundo desarrollado” a perpetrado en los ricos países de America del Sur, el circulo vicioso de deudas, más prestamos y más pagos, generan los grilletes que sujetan y obligan a los pobladores a cargar con los perros muertos de seudos gobernantes y allegados.
Circulo vicioso en el cual: “Para pagar la deuda, más debe ser exportado; y más debe de ser exportado para financiar las importaciones y para compensar la hemorragia de ganancias y “royalties” que los extranjeros drenan hacia sus cofres centrales. El aumento de exportaciones y la disminución del poder adquisitivo, implican salarios de hambre. La pobreza masiva, la llave del éxito para una economía orientada hacia el exterior, reprime el crecimiento del consumo interno que es necesario para un sólido crecimiento económico. Nuestros países están convirtiéndose en eco perdiendo sus propias voces. Ellos dependen de otros, existen en base a responder a las necesidades de otros. Esta remodelación de la economía en función de una demanda externa nos regresa al ahorcamiento inicial: abrir las puertas a los monopolios extranjeros para que continúen con el pillaje que nos fuerza a buscar nuevos y mayores prestamos de la banca internacional. El ciclo vicioso es perfecto: deudas externas e inversiones extranjeras nos obliga a multiplicar las exportaciones que ellos mismos apremian. Para lograr el papel de rehenes de la prosperidad extranjera, los trabajadores de America Latina deben de mantenerse prisioneros ya sea dentro o fuera de las rejas de una cárcel.”(1)
La frase y el párrafo entre comillas (1) son palabras de Eduardo Galeano escritas en el año 1977; palabras cinceladas en piedra para todo latinoamericano atento y fiel a su tierra.
Hoy que Latinoamérica vive una etapa distinta en el que va abandonando el persistente coloniaje, el Perú tiene una nueva oportunidad para participar en la vanguardia de esta transformación.
Elijamos de presidente, esta vez, a un patriota. Un virrey, sea nacional o extranjero, antepondrá los intereses de su imperio.
Elijamos de presidente, esta vez, a un patriota. Un virrey, sea nacional o extranjero, antepondrá los intereses de su imperio.