Saturday, August 27, 2011

CADA DIA

Ella reina
yo rey
de un mundo
no de nosotros,
sino,
nosotros de él.
Yo su rey
ella mi reina;
en reino diario
compartido
amigo
grande
fructífero,
lejos de lo absoluto
tan cerca del instante.

Saturday, August 13, 2011

TRIPLE ALIANZA

Pensaba que en Latinoamérica la independencia económica y el desarrollo integral y sostenible solo vendría con el futuro. Equivocado estaba.

Nos cuenta Eduardo Galeano en su libro la Venas Abiertas de Latino America, escrito en los 70s, que ese alegre futuro que ilusiono lo podemos encontrar en un triste pasado.


Entre los años 1814 y 1840 un dictador paraguayo, si un dictador, Gaspar Rodríguez logró encubar un estado autónomo que sustentaba su desarrollo en sus propios recursos y dentro del hostigamiento del imperio Ingles que fue el que capitalizó para su propio provecho la derrota del imperio español en la región.


Paraguay, en ese entonces, era el único país en la región en que el capital extranjero no había deformado. El mercado internacional no era el eje de la economía. La economía paraguaya crecía a toda mecha cuando los invasores aparecieron en su horizonte en el 1865. La industria del acero, como otras esenciales actividades económicas, era propiedad del estado. El Estado, prácticamente, monopolizaba el mercado internacional y lo que es mas importante tenían un balance económico entre importaciones y exportaciones con ganancias para el país. Las ganancias de la producción agrícola no iban a los bolsillos de unos cuantos. La tradición indígena de dos cosechas por año se reestableció después de que los colonialistas la habían erradicado para darle prioridad a las actividades extractivas y de exportación hacia Europa.


En ese Paraguay no había mendigos ni hambre y el robar era desconocido. En 1845 todo niño paraguayo sabía leer y escribir.


Puede ser que la semilla de este único episodio de plena libertad en la parcialmente liberada Latino America haya sido la sembrada en la America Hispánica cuando los jesuitas tomaron una actitud progresiva que la diferenció del resto de la Iglesia que participó en el saqueo y destrucción de la cultura indígena. Fue en el Paraguay en donde las misiones jesuitas alcanzaron su más grande desarrollo entre los años 1603 y 1768 en que fueron expulsados de la región. Los jesuitas lograron que los Indios Guaranies internados en la selva huyendo del “proceso de civilización” se incorporaran a las misiones jesuitas donde reorganizaron la comunidad primitiva reviviendo sus artes y habilidades. La vida en estas comunidades fue organizada inteligentemente. El sistema latifundista era desconocido, la tierra era cultivada parcialmente para la satisfacción individual y parcialmente para desarrollar proyectos comunes como la adquisición de herramientas, que eran de propiedad común.


Cuando los jesuitas fueron expulsados, los terratenientes y tratantes de esclavos terminaron con este desarrollo. Muchos de los indios regresaron a la foresta para evitar el ser civilizadamente esclavizados o aniquilados.


En 1864, las vías fluviales de Paraguay fueron cerradas a los barcos ingleses que bombardeaban el resto de America con productos de Manchester y Liverpool. El país más progresista de America Latina construía su futuro sin la inversión extranjera, sin los préstamos de la banca inglesa y sin bendecir el “libre mercado”.


¡No!, eso no se podía permitir. Los ingleses actuaron como actúan los imperios, con absoluta resolución de no permitir un perjuicio económico.


Inglaterra manipuló a Argentina, Brasil y Uruguay para que bloquearan el paso de los barcos mercantes paraguayos y prestó a intereses leoninos el dinero requerido para armar a los ejércitos de los tres países para la guerra que propició. Paraguay quedó atrapado al no poder contar con los ríos que eran su única vía de comunicación con el resto del mundo. Cuando Paraguay protesta, ahí saltaron las voces para denunciar la “agresión”. La prensa “libre” argentina tildo de “el Atila Americano” al presidente paraguayo que “debía ser matado como un reptil”. La “Triple Alianza” estaba sobre ruedas.


La guerra que según el presidente Argentino duraría un mes, duro cinco años. No fue una guerra, fue una masacre. Hombres y mujeres, jóvenes y ancianos pelearon como leones.


En 1870 acorralado por las fuerzas enemigas el presidente paraguayo, Francisco Solano López afirmó que “moriría con su país”. Y fue así, "Paraguay murió con él"; detalla Galeano. Cuando la guerra comenzó Paraguay tenía un millón y medio de habitantes, casi la misma población que Argentina. Solo 250,000 sobrevivieron a la carnicería, el diez por ciento eran hombres. Para el imperio británico y sus cómplices fue "un triunfo de la civilización".


Además del drama dantesco del pueblo paraguayo, la quiebra financiera en la que cayeron los tres países agresores profundizó su dependencia con Inglaterra. “Solo” cumplieron con el rol que el Imperio les asignó.


La industria paraguaya aun no ha vuelto a resurgir.


Hoy en día, Paraguay y toda Latino America tienen nuevas cartas en mano a jugar para vivir de acuerdo a su potencial. Es en la fraternidad entre sus pueblos que reside la gran posibilidad de encontrar un desarrollo pleno alejado de la crónica violencia de la cultura europea y su heredero Norte Americano que dificulta, mas ya no impide, el resurgimiento regional.