Thursday, April 7, 2011

PENSEMOS EN NOSOTROS

Me sorprende, aun, ver la agresividad que muestran algunos con los que piensan diferente.  Agresividad que llega, y pasa, la frontera entre el respeto y el insulto, y que pone obstáculo al entendimiento y consenso entre los integrantes de una sociedad.

Llevamos 175,000 años de historia humana.  En esos remotos años, era fácil el ponerse de acuerdo y actuar en función de grupo.

Vivíamos en tribus de 30 a 150 miembros; todos, prácticamente, hacíamos lo mismo: recolectábamos y cazábamos para vivir; y claro eso tambien, nos multiplicabamos a diario.

Con el paso del tiempo, hemos ido asociándonos en grupos mayores olvidándonos de pensar, como lo hacíamos al inicio, en el “nosotros”, e ir enfatizándonos en un “yo” exclusivo y elitista, en donde cada uno jala pa’ lo suyo.

En la lucha individual, diaria y permanente, hemos olvidado nuestra natural empatía que se evidencia en nuestra remota fase tribal y que nos permitió el sobresalir sobre el resto de animales, algunos mas fuertes y casi tan inteligentes como nosotros.  Empatía que nace con la conciencia y el conocimiento que vamos a morir y que incluso alguien o algo puede ayudarnos a partir más pronto de lo esperado.  Nuestra unión, capacidad de compartir y organización fueron claves para el desarrollo de la especie y su sociedad.

La empatía, esa “inteligencia interpersonal” que nos permite compartir emociones que nos motivan a actuar, nos lleva a ese “nosotros” por muchos desterrado de su sentimiento y vocabulario; con lo que el “ellos” se acrecienta.

“El bienestar y la compasión entre los seres crean la buena voluntad, establecen los lazos de la sociabilidad y permiten la alegría en la vida de las personas. Mucha de la interacción diaria entre los seres humanos es el compartir emociones porque esta en nuestra naturaleza. La empatía es el medio por el que creamos la vida social y el avance de la civilización” (1)

En este 2011, en el que paradójicamente nos sorprendemos hasta quedar boca abierta, tanto por los adelantos que nos hace sentir que vivimos en el futuro, como también el comprobar con desasosiego que actuamos como animalitos pronto a aniquilarnos por propia y torpe acción.  Debemos llamar a los miedos sanos para que potencialicen nuestra capacidad, hoy casi latente, de sobrevivir .

Ahora, cada uno tiene su propio rol, responsabilidades e identidad que lo diferencian y que lo tienden a alejar del grupo.  Aun así, la gente, en una sociedad sana, continua actuando en conjunto con una alta interdependencia e integrados económica y socialmente.

Para avanzar en el desarrollo social es imperativo que nos aboquemos a atraer o acercarnos a personas que piensen distinto, abrazándonos en la búsqueda de un bien común y que en conjunto expandamos la conciencia, sabiduría y alegría humana.

Al fin y al cabo, no es por buenos que debemos pensar en función del “nosotros”, sino, por prácticos; pensando que el bien común será la mejor, y posiblemente única, forma de “retornar”  a ese lugar de donde, creo que por error, hemos concebido que un día nos expulsaron.
(1)   Jeremy Rifkin – “The Empathic Civilization”