Saturday, May 22, 2010

Procesión en San José


San José de Miraflores está a tres horas en carro y a una hora caminando de la ciudad de Huanca-velica. Cuando llegué, por primera vez al pueblo, me sorprendí al ver entre los que me recibían al mismo grupo que me había despedido al salir de la ciudad y que dejaron la ciudad al mismo tiempo. Yo en carro, ellos caminando. Se cagaban de risa al ver mi cara de cojudeado. Subir y bajar la montaña en lugar de ir sorteando empinadas quebradas a través de trochas polvorientas para llegar al pueblito. Trucos de la Sierra.


El pueblo entero estaba ansioso con mi llegada pues significaba iniciar la construcción de la trocha que llegaría hasta su mina de oro abandonada. Ni cura de parroquia, ni parroquia había; solo un maestro de escuela entre los renombrados habitantes además de los dirigentes de la comunidad que eran elegidos por ser los de mayor edad; costumbre de cuando eran parte de una civilización sabia, ordenada y autosuficiente.


Todos querían trabajar en la construcción, Habrá que hacer dos grupos que trabajarán por turnos, propuse para terminar con la discusión presentada al sentirse cada cual con más derecho que otros para participar. Contentos todos, pasamos a otro punto, ¿Cuándo quieren ganar?, Lo que sea su voluntad, Dos barras de jabón, Un kilo de manteca, Mejor uno de azúcar y otro de arroz, Ahora si que se jodió la Francia señores, pues solo tengo plata para pagar, ¿Qué les parece unos quinientos soles por semana? Ahí fue que se armó la jarana y casi la procesión, ya que intentaron sacarme, como a santo patrón, a pasear por el pueblo a repartir bendiciones. Solo había ofrecido lo que ganaba un pobre peón de construcción en Lima.


Plata había, para variar. Semanas atrás, debía haber aprobado la adjudicación de la Obra a la entidad que la ejecutaría, mas al analizar el presupuesto, decidí recortar una de las partidas por considerarla innecesaria. Fíjese mi estimado, me soltó a boca de jarro el funcionario con el que negociaba la entrega de la obra, le voy a hablar a calzón quitao: La mitad pa’ mi y la otra pa’ usted. “Mi mitad” alcanzaba para comprar unos diez carritos, cero kilómetros, igualitos a mi trajinado “Giyo” el Volkswagen que manejaba desde la época de universitario. No se firmó el contrato y me quede sin ejecutante. Al llegar a Lima me cayó la quincha, Ya me habían advertido que usted era un negativo y conflictivo de mierda, Muchas gracias Señor Director, Y ahora ¿que hacemos? me preguntó desesperado, La construimos nosotros,conteste; ¿Podremos?, Claro que si, Regrésese y constrúyala inmediatamente, ¿Y, que del sueldo señor Director?, Ingeniero use pues su ingenio que si le subo el sueldo a usted los demás se me aleonan. Así, conflictiva e ingeniosamente, me quede sin aumento y sin flota de taxis; pero eso si, con una obra rescada de manos de cutreros.


La roca calentada con llantas ardientes se partían como pan fresco con el chorro de agua fría echada por mano experta. El Ande, sus rocas y la ingeniería son entrañables amigos. Las lajas iban recubriendo zanjas de drenaje, alcantarillas, cunetas y badenes que construíamos bajo la batuta del un viejito jubilado que cayo del cielo y que era un manual completo de construcción de carreteras. Con él y los comuneros, nos habíamos transformado de teóricos planificadores en toda una unidad operativa que funcionaba a las mil maravillas. Pensé que habíamos iniciado la reconstrucción del Imperio destruido. Poco duró la alegría.


La nubecita gris que recorre nuestro cielo de palmo a palmo se dio su vueltita por la zona. Los que habían perdido la otra flota de carros, con el Prefecto a la cabeza, iniciaron su labor de denunciar a los “señoritos” de la capital que habían llegado a “romper la mística de las comunidades campesinas envileciéndolas con el maldito dinero”. En peligro estaba el gran negociado de tirarse la plata de las partidas de Mano de Obra y utilizar, como pago, las donaciones extranjeras de productos de primera necesidad que las organizaciones del estado recibían para aliviar la miseria de la población. Al regresar a Lima lleno de planes e ilusiones para continuar e incrementar la operación que teníamos en mano, fuí suspendido del cargo con grandes elogios por la labor ejecutada. Gracias, Señor Director.


A los pocos meses, mi jefe y amigo, me llamó a su oficina para dosarme la píldora que el Señor Director no se atrevía a suministrarla en directo, Las cosas se han puesto feas en Huancavelica, anda y ve que puedes hacer.


Dejé el Hotel de Turistas y atravesé la Plaza de Armas para ir al Municipio donde se efectuaría la reunión con los dirigentes de la comunidad. Una mancha de comuneros de San José pedían a grito pelado la cabeza de sus dirigentes que se encontraban parapeteados dentro del local, Ingeniero nos han jodido, Sáque a esas mierdas para darles su merecido, Calma, calma, déjenme pasar. No entendía nada, me abrí paso entre el barullo y alboroto y entré. En la oficina los dirigentes esperaban tiritando de pavor. La trocha no se había terminado y la plata, esfumada; la segunda obra programada y con presupuesto al momento de partir, ni se había iniciado y la plata al igual, hecha humo; el ingeniero a cargo de los trabajos había “viajado a su tierra”; como cerecita decorativa de esta torta infernal, los inofensivos y sabios viejitos dirigentes habían entregado, a concesión, la explotación de la mina a un particular. ¡Salgan hijos de la gran puta!, Que nos matan, ¡Salgan mierrrrrrdas!


Llegué a mi escritorio en Lima, recogí mis cosas y pasé por donde mi jefe a despedirme sin llevarle informe escrito ni carta de renuncia, Que te jodes y no podrás trabajar en la Administración Pública por dos años, Ni dos ni mil.


Huancavelica aportaba el ochenta por ciento de la pequeña y mediana minería del país a los finales de los 70s. A cambio de tan rica contribución, recibía el 0.2, ni el unito por ciento siquiera, de la inversión del estado. Un año más tarde Sendero Luminoso iniciaría su demencial acción subversiva con las trágicas consecuencias de muertes, transtono económico y la detención del movimiento popular.

Nota agregada el 1 de Marzo de 2011:
Rebeca Arias, coordinadora residente de las Naciones Unidas y residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, declaró en Febrero del 2011, que en Huancavelica hay una desnutrición crónica infantil del 53% entre los niños menores de cinco años.   

3 comments:

Antonio Fernandez-Stoll said...

Muy sintomatico de lo que sucede en nuestro querido Peru. No hay mayor interes en desarrollar a nuestro pueblo.
No es de sorprender que haya terrorismo.
El concepto de Las Regiones es bueno. La ejecucion deja mucho que desear.
Se necesita un mejor balance entre lo que se produce en cada Region, y lo que se queda para el desarrollo de la misma (educacion, infraestructura, etc).

Aldo Antonio Fernandez said...

Y será así, hasta cuando no cortemos con la mentalidad colonialista. Lima no deja de ser la “ciudad virreinal”

Unknown said...

Que puta realidad del año 70 hasta hoy ésto no ha cambiado en nada....ahora entiendo porque surgen movimientos violentos con ganas de acabar tanta pendejada!