Pregunta indiscreta

Llevaba un poco más de seis meses de trabajar en una empresa, que por razones de respeto y consideración no mecionaré su nombre y me referiré a ella como “PotoPerú, cuando sonó el anexo con una llamada del Departamento de Personal.  Fui a ver para qué me necesitaba el doctor Roger, el mejor pata que había cultivado en ese corto tiempo de estar trabajando en el interesante y revelador puerto de Talara.  Aldo, me han pedido que te pida tu renuncia, me dijo con redundante redundancia.  No te preocupes Negro, vas a quedar como un capo, le contesté de saque y rapidito.  Firmé sin negociar y me fui contento una vez más al mundo emocionante de los desocupados.  ¿Qué había desatado mi despido?, preguntar.  Ya desde esos tiempo era “preguntón”.  Había preguntado cómo habían hecho para determinar el punto de partida del Oleoducto que traía el petróleo de la selva.  Pregunté con insistencia y de respuesta solo obtuve esa llamada por contestación.  Y, eso que no pregunte la segunda que tenía en la lengua ¿Por qué hemos construido un millonario oleoducto que no era necesario?  

Escribo esto luego de escuchar las noticias, uyyy, casi digo el nombre de tan prestigiosa “empresa”; escuché que PotoPerú sigue haciendo mierda la Selva Amazónica y el gran negocio del petróleo en el Perú.  

No hay nada mejor que ser un discreto Preguntón,